Pasar al contenido principal

ES / EN

Innovación: una oportunidad para la nueva Latinoamérica
Mié, 23/06/2010 - 11:28

Jorge Medina Méndez

Innovación: una oportunidad para la nueva Latinoamérica
Jorge Medina Méndez

Es Managing Partner de EY en Perú y miembro de su directorio sudamericano. Asesora a importantes empresas peruanas e internacionales. Cuenta con un MBA de la Adolfo Ibáñez School of Management de Miami. Analista y conferencista en temas de su especialidad, es también presidente y miembro del directorio de diversas instituciones universitarias, profesionales y empresariales.

La forma como la mayoría de los países latinoamericanos vienen resistiendo la crisis global, refleja la buena tarea que efectuaron en décadas pasadas para sortear una serie de problemas que fueron comunes en nuestra región, tales como gobiernos populistas, estatización, proteccionismo, inflación, devaluación, alta deuda externa y frecuentes ajustes económicos.

De ser una región marginal, Latinoamérica constituye hoy en día -salvo algunas lamentables excepciones- una de las economías emergentes más atractivas para los inversionistas globales, que buscan alternativas en medio de la crisis.

Sin embargo, Latinoamérica enfrenta un problema estructural: su poco desarrollo tecnológico y la insignificante inversión que hace en investigación y desarrollo (I&D). De hecho, varias economías de la región son altamente dependientes de la explotación y exportación de recursos naturales.

Y aun cuando las buenas cotizaciones internacionales de los commodities incrementaron en forma importante las reservas internacionales, constituyéndose en verdaderos escudos ante la crisis global, la pregunta que queda flotando es si Latinoamérica podrá, sin cambiar de receta, sortear con éxito los retos e imperativos de la presente década, en un entorno en que las economías más poderosas del planeta tratan de salir de una de sus peores crisis económicas. Claramente, la respuesta es no.

El mundo ha cambiado y la receta tradicional resulta insuficiente para competir con éxito en una economía global llena de jugadores altamente competitivos.

La clave está en la educación y la innovación. Sólo con mercados abiertos que estimulen el desarrollo de nuevas industrias, productos y servicios, logrará Latinoamérica mejorar su canasta exportadora, y para ello requerirá cambiar drásticamente sus sistemas educativos y su enfoque hacia el desarrollo tecnológico y la investigación.

Nuestros países necesitan dar un salto cualitativo, pasando de una economía basada principalmente en la exportación de recursos naturales, a una que produzca bienes y servicios con alto valor agregado, para sentar las bases de un desarrollo social y económico sostenible.

Pero para que la innovación arraigue en la cultura empresarial de nuestra región es necesario que los países la incorporen como política de Estado, tal como han hecho varias naciones. Una forma es incentivar la promoción de inversión en I&D por parte del Estado. Resulta crucial también una adecuada colaboración entre la empresa privada y las universidades, para que éstas pueden actuar como centros importantes de I&D.

Latinoamérica cuenta con importantes centros de estudios superiores -algunos de ellos con alto prestigio internacional-, pero muy poco abocados a la investigación e innovación, y el trabajo conjunto de la empresa privada con las universidades es casi inexistente.

Por su lado, los Estados tienen un rol indelegable en promover la competitividad, no sólo incentivando la inversión en I&D, sino también reduciendo las trabas burocráticas, haciendo reformas estructurales, protegiendo mejor la propiedad intelectual y dictando leyes tributarias y laborales que incentiven una cultura de emprendimiento e innovación. Los tratados de libre comercio que diversos países de la región han suscrito, deben servir de aliciente para invertir en innovación, mejorar en productividad y calidad, logrando productos de mayor valor agregado.

Un país con una cultura innovadora y emprendedora es capaz de atraer mayor inversión -local y extranjera-, generar mayor empleo y reducir más rápido sus índices de pobreza. Un caso interesante que convendría estudiar es el de Finlandia, un país que ha sorteado una serie de problemas gracias a la formación de sus trabajadores y a la enorme inversión hecha en innovación y tecnología. Su sistema educativo fortaleció al país, y hoy puede afrontar la crisis global con mayor ventaja competitiva que otras naciones. Finlandia, que encabeza la lista de países europeos inversores en I&D, ha logrado el nivel que ostenta ahora gracias a una interesante mezcla de educación e investigación, y hoy cosecha lo que empezó a sembrar hace dos o tres décadas.

Igualmente, Latinoamérica necesita apostar decididamente por la formación de sus profesionales y técnicos, y destinar recursos importantes en términos de su PIB para I&D, especialmente ahora que se espera años de buen crecimiento económico, una vez que pase la crisis global.

Para ser verdaderamente innovadores, las empresas latinoamericanas deben cambiar la manera en que ven los resultados de I&D, que no siempre serán exitosos en el primer intento, pues ninguna innovación se ha logrado sin perseverancia y disciplina.

Deben ser lo suficientemente flexibles para aceptar fracasos, de los que aprenderán importantes lecciones. Felizmente, existen casos de empresas y empresarios latinoamericanos que con visión emprendedora han innovando sus modelos de negocios expandiéndose internacionalmente y conquistando nuevos mercados en forma competitiva. Tenemos ejemplos destacables como los de Embraer, América Móvil, Vale, Cemex, Cencosud, ISA y Belcorp. Estas empresas, que lograron diferenciarse, han demostrado también que la innovación no es terreno exclusivo de start-ups o de pequeñas empresas, sino también de grandes corporaciones, probando que nunca se es demasiado grande para innovar.

Las empresas antes mencionadas han demostrado que no todo es cuestión de crecer en ventas con productos tradicionales o en los mismos mercados, sino de lograr, fundamentalmente, que éstas sean sustentables mediante una creciente participación de productos nuevos e innovadores.

Un reciente estudio de Ernst & Young muestra que los verdaderos “outperformers” son aquellas empresas con ventas de mayor calidad, es decir de mejores márgenes, cuya característica fundamental es la cada vez mayor participación de productos y servicios basados en innovación. Estas empresas han entendido que invertir en I&D no es otra cosa que asegurar su futuro.

Una ventaja con la que cuenta Latinoamérica es la capacidad de sus emprendedores -grandes, medianos y pequeños- para hacer empresa, incluso en circunstancias difíciles. Esta capacidad pujante y emprendedora de los empresarios latinoamericanos, para desarrollar soluciones y encontrar nuevos medios para competir, haciendo uso imaginativo de lo disponible en un entorno común de escasos recursos, nos da mucha confianza de lo que nuestra región es capaz de lograr si consigue mejorar la formación de su capital humano e invertir decididamente en tecnología e I&D.