Cuello blanco, puños sucios
El dealer de mi barrio era un tipo de clase baja. Acudimos a la misma escuela pública, él unos años abajo. Nunca fue muy brillante ni destacó en nada; se pasaba las tardes parado en la puerta de su casa o en la esquina sin molestar nadie y sin que nadie lo molestara. Diría que hasta es un tipo pacífico, alguien conocido pero de perfil bajo, casi un fantasma. Por eso su trabajo ideal fue el de vender drogas. Dudo que tuviese una gran cultura criminal o siquiera que aspirara a ser un capo. Sin embargo el negocio fue creciendo.